Como todos sabemos, en marzo de 2020 el mundo cambió para siempre. Comenzábamos una década que prometía ser mejor que las demás, había esperanza, fe y disposición a ser una mejor sociedad día con día. Pero con la llegada del virus COVID-19, nuestra realidad actual se hizo evidente. Alrededor del mundo la desigualdad social salió a relucir entre protestas, disturbios e inestabilidad política, la ineficiencia de los servicios de salud pública se hizo presente mientras cada gobierno trataba desesperadamente de reducir contagios y prepararse para una crisis económica mundial sin precedentes; todo esto mientras activistas de diferentes nacionalidades utilizaban todos los medios a su disposición para hacer conciencia sobre la amenaza del cambio climático. A tan solo tres meses de un año que prometía un mejor futuro, el mundo entero respiraba un aire de pesimismo, nos veíamos derrotados antes de empezar la batalla. Pero poco a poco, hemos sabido reconstruirnos, aprendimos a vivir con un virus que sigue evolucionando, creamos vacunas, trabajos y nos unimos como seres humanos, a pesar de las diferencias que existen entre nosotros. Es por esta razón que no podemos quitar el pie del pedal, debemos seguir trabajando y reconociendo a todos aquellos que han sido responsables de mantenernos de pie, así que, en este año 2022, es imperativo que hablemos sobre el papel que la mujer ha desempeñado en los últimos dos años en el sector agropecuario y como su arduo trabajo no solo evitó que colapsáramos, sino que nos impulsó hacia delante.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la economía mexicana tuvo un crecimiento acumulado de 6.4 por ciento a tasa anual en el periodo de enero a septiembre de 2021, dentro del cual, el campo experimentó una expansión de 1.9 porciento. Este impresionante logro realizado en medio de una insaciable pandemia mundial no habría sido posible sin la creciente participación de la mujer en el sector.
Con motivo de la exposición “Día Internacional de la Mujer Rural”, de Juan Pablo Zamora Pérez, llevada a cabo el 20 de octubre de 2021, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) dio a conocer los siguientes datos que ayudan a hacer tangible el avance, posicionamiento e importancia de las mujeres en las actividades del sector primario y su crecimiento durante la pandemia. En México, 938 mil mujeres trabajan en el sector primario, de las cuales el 83.9 por ciento participa en la agricultura; además, de acu4erdo a la directora general de Suelo y Agua, Areli Cerón Trejo, representan el 45 por ciento de los beneficiarios del programa de fertilizantes gratuitos de la SADER. Finalmente, el Instituto Nacional de las Mujeres indicó en 2019 que las mujeres rurales produjeron más del 50% de los alimentos en nuestro país.
La participación de las mujeres en el agro es vital, pues, independientemente de la pandemia COVID-19, el hambre en el planeta está creciendo a un ritmo alarmante; en América Latina, el 9.1% de la población padece de esta y en las poblaciones rurales la situación no es mucho mejor. Además, es común que las mujeres reciban menos salario y trabajen una mayor cantidad de horas no remuneradas que los hombres, volviéndolas, sobre todo si son jefas de familia, más vulnerables a ver su seguridad alimentaria en riesgo; de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), en 2019 se apreciaba que la inseguridad alimentaria afectaba a 20 millones de mujeres más que los hombres.
Las mujeres siempre han sido un pilar esencial en la sociedad, pero es en tiempos de incertidumbre cuando se demuestra la fuerza y determinación que las caracteriza. Día con día, a sangre, sudor y lágrimas, han llevado al campo mexicano hacia el éxito, haciéndolo crecer incluso cuando apuntaba a una caída monumental. Las mujeres son la semilla de la determinación, el fruto del esfuerzo. Las mujeres han sido, son y serán el campo mexicano.